La actividad eruptiva del volcán Kilauea en Hawai está confinada al cráter Halemaʻumaʻu dentro de la caldera de la cumbre, y el nivel de alerta actual se ha reducido a «vigilancia», según la última actualización del Observatorio de Volcanes de Hawai.
«No se ha detectado ninguna actividad inusual a lo largo de la zona de la grieta este o la zona de la grieta suroeste del Kīlauea», indicó el pronunciamiento.
Además, según el comunicado, la altura de la lava en el cráter ha disminuido desde el inicio de la erupción, pero siguen alcanzando unos 10 metros de altura.
«Después de un aumento inicial de aproximadamente 6 metros (20 pies) de lava nueva en el suelo del cráter (medido por un telémetro láser), el nivel de lava disminuyó durante el último día dos metros (6 pies), probablemente debido a pérdida de gas», se lee en el comunicado.
El Kilauea ya había entrado en erupción en enero y había mostrado signos de «mayor agitación» en mayo. El volcán había dejado de entrar en erupción en diciembre por primera vez desde septiembre de 2021. Esa fue la primera vez que Kilauea y su vecino Mauna Loa, el volcán activo más grande del mundo, entraron en erupción simultáneamente desde 1984.
La lava de la erupción de 2021 se contuvo en el cráter de la cumbre del Kilauea, pero una erupción anterior en 2018 causó devastación. Una inundación de lava de movimiento lento destruyó cientos de casas en el área sureste de Big Island y llenó completamente la bahía de Kapoho.
La lava que fluía hacia la bahía envió nubes de vapor a la atmósfera cuando la lava caliente impactó el agua fría del Océano Pacífico. Las autoridades en ese momento advirtieron a los residentes sobre laze, una mezcla desagradable de lava y neblina que envía ácido clorhídrico y partículas de vidrio volcánico al aire.
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